a z u l
Cuando tú y yo hablamos nos une esta corriente que
llega hasta las rodillas. Es un cieno azul y bajo su tránsito van los que
murieron en pecado de amor. Veo tu pelo, ves mi ropa, veo tu pose esculpida en
décadas, ves mi reloj detenido. Una boca
que en vez de beso tiene pez. Llego a ti cada vez que con dedos repaso lo
subrayado en tus libros. Querría volver a empezar, volver a empezar desde lo
cierto. Un componente in absentia organiza
el despliegue del universo lírico. Unas
veces, y otras veces tan solo no está.
a m o r e
En clase dijimos El amor conyugal en la literatura del siglo
XX. Yo apunté a Moravia, a Manganelli, apunté a Perec. Tracé para el
trabajo final del curso un comentario sobre la novela de Moravia: nunca desoír
el alarido, el hambre lupina, boleto sin rumbo, caminatas en el bosque en el
aire de la noche: el aire perfumado de la noche que disuelve en burbujas sobre
la tierra húmeda filtraciones fértiles para el deseo, feromonas para los lobeznos.
Escribiría que es fórmula probada para el oprobio y que hubo siempre una que
fue desleal por lealtad a sí. Entonces ella dice: la obesidad o la vida. Ella
dice: dónde están las galletas. ¿Que las hormigas han tomado la casa y el matrimonio? Él dice: interpretación semiótica y todo se despliega en apartados tan claros, divisiones autoexcluyentes y repentinamente lo veo: el primero en borrador. No, las hormigas no tomaron la casa, comprobado
que las hormigas no se comen las tortillas de harina. Las ganas, los sueños de buscarlo afuera. Y nosotros dos
en la noche, juntos, cosidos, hechos el uno para el otro ¿o sin alternativa?
Como para decirles a aquellos que no creen en el amor conyugal que les concedo
la razón en esas zonas grises y sub-zonas neblinosas del día a día. Entré en
pánico al imaginar que iríamos a juicio y que el que las cosas anduvieran tan
mal en casa significaba que no había hecho mi tarea, nuestra tarea. Lo que para
mí se deshacía, para ti había sido la vida como la conocemos desde que dejaste
la universidad. No pude al día siguiente con el peso de la verdad en una clase
de literatura, no pude escribir que mi árbol torcido era de cualquier manera
mejor para escalar: que llegaría más lejos, descalza, con el pelo sucio,
rasgaduras y vuelta animal. Que estaba viviendo todo otra vez (desde lo cierto)
y que me apropiaba en ese momento de las palabras anteriormente dichas y que
siempre estuvo expuesta la verdad y que eso nunca fue lo que necesitamos.
a / d i o s e s
Llegar a decir es real el enamoramiento años después, cuando veo tu fotografía y eres hermosa. No se dice nada cuando unas lánguidas arrepentidas palabras son indignas de esa persona. A penas palabras que volaran. Volaran para ti/por ti. Un episodio así, luego el amor, de día, de noche, como un ángel. Con ademán discreto desarrugaste mi
blusa por el hombro y todo (el suelo, el edificio, la tierra) caía: filtrados
en la noche volver al hogar, el lugar, el locus
en silencio.
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